martes, 18 de julio de 2006

Caracas


Caracas, hermoso valle. Es para mí, así como para otros una ciudad llena de contradicciones. Parece que para quienes logramos adentrarnos en ella, logra producir ese efecto.

Extraño de ella el Ávila, ese cerro que es el pulmón de la ciudad. Recorrerlo los fines de semana, dejándome guiar por sus empinados caminos de rocas de un tenue color ladrillo, sintiendo las caricias del viento al tiempo que me permitía oír toda su naturaleza vibrando.

Extraño la Saint Honore, con sus exquisitos desayunos que despiertan el paladar, mmmm, demasiado rico todo. El mejor café que he probado hasta ahora en mi vida.

Un claro ejemplo de las contradicciones de esta ciudad son por ejemplo algunas urbanizaciones como Santa Rosa de Lima. ¿Puedes creer que el canto de las guacharacas te despierta a primera hora de la mañana y te asomas a la ventana y estas rodeado de verde? Luego, te dispones a salir al trabajo y el tráfico es infernal y a medida que vas saliendo de la zona residencial, la ciudad empieza bruscamente a mostrarte su lado de concreto, insensible.

Así es ella, hermosa y dura a la vez. En ella conviven los centros de negocios más modernos e importantes del pais, hermosas urbanizaciones asi como los barrios más temidos de Venezuela.

Hasta ahora he hecho referencias puntuales, aunque podría citar muchos otros lugares que extraño. Lo malo es que la lista seria un poco larga, pero acá van algunos más: El maní es así (para echar un pie), Whisky Bar, Restaurant Zuchinni (mi preferido, con una vista que enamora), Malabar, los festivales de cine en las salas del Paseo Las Mercedes y del Centro Plaza…en fin. También confieso que extraño a todos mis amigos que viven allá :-(

¿Lo que odiaba de ella? Pasar largas horas presa en mi carro, metida en una maldita cola que casi no avanzaba para recorrer distancias increíblemente cortas. El temible inicio de las lluvias, cuatro gotas y las vías colapsaban, la ciudad colapsaba, yo colapsaba.

3 comentarios:

Dalia dijo...

Definitivamente Caracas es una ciudad llena de contradicciones por doquier: la naturaleza apretada entre los edificios luchando por salir pero sin perder aún su verdor y belleza, gente amable en las calles o comercios pero que al solo tocar el metro y los automóviles y las colas se vuelven unas fieras que solo obedecen a la ley del más fuerte, crecimiento comercial y pordioseros e indigentes por doquier, basura y parques, el ávila y petare.

A veces pienso que los que hemos tenido la oportunidad de vivir en esta ciudad nos volvemos más fuertes y osados por la competencia diaria que existe pero al mismo tiempo vamos perdiendo un poco nuestra condición de seres humanos sensibles y preocupados por el bienestar ajeno.

Evidentemente son incontables las cosas que se encuentran aquí que no hay en otras ciudades: teatros, museos, cultura, parques, restaurantes, sitios nocturnos, librerias, y pare de contar. Es una lástima que solo sea esta la ciudad de la concentración de la cultura mientras el resto del país suspira y anhela un poco de ella.

Pero sin embargo, con todo lo bueno y lo malo, el que vive en Caracas, el que aprende a amar el ávila, a domar el metro, a contestar con fiereza y amar la cultura ya no se quiere ir de Caracas, la selva de asfalto de Venezuela.

Dalia dijo...

Casualmente para hoy tenía planificado publicar algo sobre el ávila, ya que para los Brokeadictos las montañas son tan importantes.

De todas formas que viva la casualidad, un beso, te quiero mucho.

Ramon Meneses dijo...

Caracas es una ciudad que a pesar de todo, aun mantiene belleza para aquel que pueda percibirla. Belleza y peligro al mismo tiempo. Que ironico. Yo me quedo con este poblado que la vida me coloco como morada (Yo no lo escogí... lo juro) que es El Tigre, y mientras la misma vida me lo permita, aqui me quedare. A Caracas la seguire disfrutando "de ratico".
Besos
REMS