miércoles, 29 de marzo de 2006

Mis clases de Yoga


Después de pasar muchas semanas y meses intentando tomar la determinación de volver al gimnasio y hacer algo por mi salud y por mi forma física, llegue a un acuerdo conmigo misma.

Si, leyeron bien, “forma física” esa que después de los 30 empieza a cobrarnos los intereses acumulados de los excesos cometidos en las dos décadas pasadas, incluidos por supuesto los excesos de comida chatarra ingeridos en el quinquenio universitario, los excesos alcohólicos bien pagados con nuestros primeros sueldos como profesionales y todos aquellos excesos que nuestra memoria selectiva nos haga recordar.

Pues bien, llegó el momento y me decidí a hacer yoga. A veces en el medio de la clase hasta una media sonrisa se dibuja en mis labios de pensar en lo ingenua que fui al escoger estas clases y que nada tienen que envidiarle a los dolores musculares y esfuerzo físico experimentado en una sesión extrema de spinning en la que crees desfallecer o una de esas clases de taebo en la que tienes que pensar en tu jefe(a) para sentir la ira que te permita seguir rompiendo narices y dando patadas al estomago de tus enemigos imaginarios.

Pues sí, estas clases tan aparentemente apacibles, conllevan un esfuerzo físico bárbaro, pero como recompensa te deja una paz espiritual y te permite una conexión con tu ser que ningún gimnasio te permite. Bueno, pensándolo bien, la paz espiritual en el gimnasio la experimentas (dependiendo de tu constancia y mil otros factores adicionales que no vienen al caso ahora) el día que te ves en el espejo lo buena que estás.

1 comentario:

Dalia dijo...

Pues yo tengo que verte haciendo yoga para creerlo, porque te he visto pasar por diferentes deportes pero ese tan "apacible" como que no pega con tu personalidad que es tan dinámica, pero de igual forma, mil felicidades, tener un pasatiempo es tener una pasión, algo como un amor que se renueva, a veces se olvida, pero pasa a ser parte de uno mismo para siempre, ya tu sabes que a mi lo que me falta a veces es tiempo para los míos, pero por su puesto, como siempre te apoyo, !que viva el YOGA!