El pasado 08 de Octubre tuve el inmenso agrado de asistir a la 1ra exposición individual de fotografía de alguien que como dice Fito en su canción "hay personas que no quiero olvidar"; ese alguien es Paola Restrepo; fotógrafa, poeta, diseñadora gráfica. Su exposición que llevaba por título "(...) la premura son lo púrpura y las cuatro esquinas donde duermo (...)" combinaba de manera exquisita impecables imágenes de desnudos junto a un poema que llevaba por título "Volar se me hace difícil". Todo esto transcurrió en el acogedor espacio de Liberarte Librería del C.C. Los Chaguaramos de Caracas (para Liberarte tengo que reservar un post aparte, porque es un lugar mágico)
Debido a que es una muestra con una carga emocional profunda, quise entrevistar a la artista para investigar sus verdades acerca de este proyecto y aquí la reproducción de la misma:
¿Qué es lo que querías transmitir? Es decir, ¿porque éste tema y no otro?
La galería después de haber visto mi portafolio en el sitio web quiso tener ese proyecto en muestra. Existen varios temas que he trabajado a lo largo de varios años. Ellos pidieron este porque deseaban tener en su sala lo sensual y el desnudo.
¿Qué conexión tiene "se me hace difícil volar" con las imágenes de la exposición?
Imposible separarlas.
¿Qué quería transmitir cuando retraté estás imágenes? Después del divorcio, después de encontrarme de nuevo en casa sola, escribí mucho acerca de mis emociones, mis estados de ánimo. Comenzó un proceso de atención acerca de mi vida al día día. Enfrentarme a la ciudad, al trabajo, al vecino, a la familia, cómo me desenvolvía en esos ámbitos. En casa, ya fuera de la cotidianidad urbana, comprendí que todos sentimos igual. Los miedos, las alegrías, los éxitos, el malhumor por el tráfico, la economía que se nos va del bolsillo, hacer las compras, las entrevistas de trabajo, el café con el amigo, todo lo traemos a casa, lo desempolvamos. Abrimos el bistec, hacemos la cena, escribimos el último e-mail, revisamos las cuentas, hablamos con la pareja (sino con el espejo, el gato o el perro). Entendí que el espacio de encuentro, el de verdad, aquel donde el alma se abre y descansa, es la piel. El verdadero espacio es aquel donde el ser humano guarda las mascaras y se entrega. Llora, ríe, se felicita, salta. La intimidad la buscamos siempre. Sólo allí nos sabemos no criticados. Entonces comencé a explorar cómo, después de la palabra escrita, pausar ese momento, dónde colocarlo.
Imaginé el abrazo. Recordé cómo nos abrazamos. Con pareja o solos. La cama era fundamental para ello. El espacio cerrado. El lugar donde dormimos y esperamos el mañana. Sucedió algo maravilloso. El abrazo conciliador, tanto en pareja como solos, siempre busca la posición fetal, el útero, lo redondo. El círculo donde nada empieza y nada acaba, simplemente rueda.
Así nacieron éstas fotografías.
Volar se me hace difícil.
Quitarse la mascara en el día a día no es nada fácil. Esta cultura nos ha enseñado a no mostrar, no revelar todo. Ser vulnerable no es una cualidad en nuestro núcleo social. Es más bien un blanco. Creo en el ser que es consciente de su vulnerabilidad y no la maquilla. Creo que allí si hay digna fortaleza.
¿Esperas algo concreto de quienes aprecian tu trabajo? ¿quieres que vivan ésta experiencia tuya?, ¿que evoquen alguna emoción o sensación en particular?
Me gustaría que quien viera el trabajo se reflejara en él. Se conmoviera y se dejara llevar por sus emociones. Abriera su corazón y se diera cuenta que todos somos iguales. Nos vemos hermosos abrazándonos, con pareja o sin ella. Somos cuerpos, pieles, texturas, sombras, luces. Somos emociones puras. Me gustaría que aquellos que vean mi trabajo se lean, se recuerden y por un momento se sientan felices de expresarse abrazándose.
¿Qué conexión tiene "se me hace difícil volar" con las imágenes de la exposición?
Imposible separarlas.
¿Qué quería transmitir cuando retraté estás imágenes? Después del divorcio, después de encontrarme de nuevo en casa sola, escribí mucho acerca de mis emociones, mis estados de ánimo. Comenzó un proceso de atención acerca de mi vida al día día. Enfrentarme a la ciudad, al trabajo, al vecino, a la familia, cómo me desenvolvía en esos ámbitos. En casa, ya fuera de la cotidianidad urbana, comprendí que todos sentimos igual. Los miedos, las alegrías, los éxitos, el malhumor por el tráfico, la economía que se nos va del bolsillo, hacer las compras, las entrevistas de trabajo, el café con el amigo, todo lo traemos a casa, lo desempolvamos. Abrimos el bistec, hacemos la cena, escribimos el último e-mail, revisamos las cuentas, hablamos con la pareja (sino con el espejo, el gato o el perro). Entendí que el espacio de encuentro, el de verdad, aquel donde el alma se abre y descansa, es la piel. El verdadero espacio es aquel donde el ser humano guarda las mascaras y se entrega. Llora, ríe, se felicita, salta. La intimidad la buscamos siempre. Sólo allí nos sabemos no criticados. Entonces comencé a explorar cómo, después de la palabra escrita, pausar ese momento, dónde colocarlo.
Imaginé el abrazo. Recordé cómo nos abrazamos. Con pareja o solos. La cama era fundamental para ello. El espacio cerrado. El lugar donde dormimos y esperamos el mañana. Sucedió algo maravilloso. El abrazo conciliador, tanto en pareja como solos, siempre busca la posición fetal, el útero, lo redondo. El círculo donde nada empieza y nada acaba, simplemente rueda.
Así nacieron éstas fotografías.
Volar se me hace difícil.
Quitarse la mascara en el día a día no es nada fácil. Esta cultura nos ha enseñado a no mostrar, no revelar todo. Ser vulnerable no es una cualidad en nuestro núcleo social. Es más bien un blanco. Creo en el ser que es consciente de su vulnerabilidad y no la maquilla. Creo que allí si hay digna fortaleza.
¿Esperas algo concreto de quienes aprecian tu trabajo? ¿quieres que vivan ésta experiencia tuya?, ¿que evoquen alguna emoción o sensación en particular?
Me gustaría que quien viera el trabajo se reflejara en él. Se conmoviera y se dejara llevar por sus emociones. Abriera su corazón y se diera cuenta que todos somos iguales. Nos vemos hermosos abrazándonos, con pareja o sin ella. Somos cuerpos, pieles, texturas, sombras, luces. Somos emociones puras. Me gustaría que aquellos que vean mi trabajo se lean, se recuerden y por un momento se sientan felices de expresarse abrazándose.
Coordenadas:
Liberarte Librería, C.C Los Chaguaramos. Caracas