Hay un dicho que reza que siempre recordamos las mejores y las peores cosas que nos pasan en la vida. Contaré mi historia con éste lugar, mi historia gastronómica más sucia hasta ahora, de esas que no se olvidan por lo malas.
Este lugar está reseñado en numerosas guías de turismo que hacen referencia a los sitios que no se deben perder al visitar el estado Lara.
Hay reseñas del lugar como ésta que conseguí hoy precisamente en la revista E Sabor (encartada en el diario El Universal) “Cualquier paseo por el Estado Lara no debe obviar su increíble oferta gastronómica. Disfrute de un desayuno sin igual en Doña Pica Tierra, un lugar fresco, con una decoración autóctona y muy bien atendido”
En honor a la verdad cuento mi experiencia, desastrosa por demás.
Una tarde de un domingo cualquiera decidí ir a este lugar, emocionadísima me empuje para allá con la boca hecha agua, pensando con mi estómago en un riquísimo hervido de gallina y unas arepitas…¿qué conseguí? Un lugar sucio, no solo sucio, sucísimo, palomas volando dentro del restaurante, en ése momento yo sólo tenía cabeza para pensar en la cantidad de enfermedades que las palomas pueden producir en los humanos.
Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que quedé sentada cerca de una guacamaya que tienen de exhibición, toda llena de pupú que le chorreaba de la jaula al pobre animal. No, una cosa terrible, la verdad yo nunca había ido a un lugar así de sucio, es que parecía una broma de mal gusto, de la que casi lo que daba era risa.
La atención, fatal. La mujer que atendía casi me lanzó mi pobre platico de sopa en la mesa y ni siquiera hizo al menos un contacto visual (esto para que te des una idea).
Lo más cumbre es que aún así me atreví a comer, jajajajaj, definitivamente seré una gorda siempre :-) ¿y saben que? ni buena era la sopa.
También es demasiado irónico que digan que el lugar es fresco, !POR LOS CLAVOS DE CRISTO!, las gotas de sudor me corrían por el cuerpo, un calor insoportable porque en el lugar en el que me senté no había ni un ventiladorcito puesto por la caridad de Dios.
Por último, ni los baños de la carreteras de antes estaban en el estado de éste, y digo carreteras de antes, porque ahora por más humilde que sea un baño de carretera, suelen estar limpios.
Todo este cuento es en honor a la verdad, sin ánimo de ofender a los osados que les gusta ir allá.